martes, 9 de julio de 2019

Día 9 - Sobrado Dos Monxes - Santiago de Compostela (62km)

Buenos días, por decir algo, la noche ha sido un tanto movidita, he tenido la suerte de tocarme un compañero de cama que roncaba como un león. Ya estaba pensando en mi interior que este viaje estaba teniendo suerte con el tema ronquidos, pero no. Menos mal que marcharon pronto, a las 5 estaban ya de pie, por lo que tengo un par de horitas para dormir en paz.

Me suena la alarma, 7 de la mañana, me levanto y me doy cuenta que solo quedamos 2 peregrinos y yo, se nota el agobio de la gente de madrugar y pillar sitio en el destino, algo que discrepo pero respeto a los que toman esa decisión. 

Después de desayunar, y ya dispuesto a salir, me encuentro la sorpresa, rueda pinchada, me extrañaba a mi tirarme mas de 800 km's sin haber tenido ningún percance.  Desmonto la rueda, la reviso y tenía un pequeñísimo cristal, lo justo para que atravesara la cámara y hacer el pequeño pinchonazo, ¿lugar donde pinche? ni se sabe, puede que sea cualquier parte del camino y poco a poco se haya salido el aire.




Tras reparar la rueda, ya si que salgo, la salida hacia Arzúa es rápida y veloz, casi todo en descenso, hay algunos tramos que suben para arriba, como la llegada a Arzúa, pero por lo demas, me planto en una hora excasa, como siga ese ritmo llego a Santiago antes de que abran el albergue, por lo que me paro a tomar un segundo café tranquilamente y ojeo un poco por encima lo que me queda para llegar.




En Arzúa se me termina lo bueno, el camino se convierte en La Gran Vía de Madrid, peregrinos a doquier y lo nunca visto por mis ojos hasta ahora, en mitad del camino gente vendiendo souvenir del camino. Esto se está yendo de las manos, ya no es lo que era, el camino auténtico, autóctono, de la tranquilidad, de la busqueda de uno mismo, en este tramo desaparece.  Se nota quienes son los que vienen de lejos y los que han salido en los últimos 100 kms para que le den la Compostelana. Grupos grandísimos de gente en reunión donde rebasarlos resulta complicado. Gente que entre carreteras le recoge un coche escoba para avanzarlos a otra parte del camino. Familias que toma el camino como si de un paseo se tratara, habiendo muchos mas caminos por toda España, en fin, son los motivos por los que estuve ausente tantos años con el Camino de Santiago y creo que volveré a estar ausente durante otros tantos años, salvo que lo haga a pié. Aun así me sorprende, me encuentro a los primeros peregrinos haciendo el camino a Caballo, me paro a conversar con ellos y me cuentan las problemáticas que tienen ellos para hacer el camino.



Volviendo al camino, cada vez me aproximo mas a la llegada, pero a falta de 10-12kms me encuentro un bicigrino parado, cadena partida. Le ayudo prestándole mi eslabón y de camino intercambiar pareceres. Tras solucionarlo, Fernando (como se llama el muchacho) me lo agradece regalándome un llavero y un pin de su cuerpo, algo de lo que estaré agradecido porque es algo que se hace inclusive no haciendo el camino.



Me despido del chaval, él va a visitar a compañeros suyos que trabajan en Aeropuerto y continúo mi camino dirección Santiago. Ya observo Monte do Gozo, recordaba la subida mas dura, se nota que este año estoy mucho mas en forma y mejor preparado, las piernas van a las mil maravillas y la fatiga muscular, alguna pero no se nota nada. Diviso a los monjes señalando la Catedral, ya estoy cerca, muy cerca, sentimientos a flor de piel, alguna lagrima se me escapa recordando todo. Ya está todo, ya esta hecho.




Tras descanso y toma de fotos, entro a Santiago por donde entran los grandes, por sus calles principales donde me encuentro otra de las sorpresas del día, Román, el suizo de hace unos días, le veo y nos volvemos a dar un grato saludo, hablamos sobre lo complicado del día de ayer, el tramo peligroso de coches que ambos pasamos y la alegría de volvernos a ver.  Tras el rato de chachara, me despido de Roman y quedamos para cenar, despedirnos y seguir cada uno su camino.

Llego a Santiago, se nota que cada camino es un mundo, no es como la primera vez que entré a moco tendido, ni como la Vía de la Plata, en esta ocasión es algo que, la vivencia la he tenido a lo largo del camino, gracias a todos los que me habéis enviado ánimos, gracias a todas esas personas que me he encontrado por el camino y hemos estado de conversación.



Ahora solo me queda, ¿cual será la siguiente ruta? Mientras tanto que sigan esas cervezas rulando y nos vemos en otros menesteres.

Utreia!!!