lunes, 1 de julio de 2019

Día 1 - Irún - Orio (51km)

Siete y cuarto de la mañana, hora de llegada del autobus Granada-Irun. Medio dormido medio despierto, la ilusión de volver a rodar con mi Scott por tierras desconocidas hace que me mantenga mas despierto que de costumbre.

Empiezo a desembalar la bici e ir montandola, de la misma forma que un niño construye su primer puzzle. Manillar, ruedas, sillín... hasta que llega los pedales, ¿Donde están los pedales? busco por los paquetes y no aparecen, ¿me los habré dejado? el temor recorre por todo mi cuerpo. Saco cosa a cosa todas las bolsas, mi temor sigue creciendo hasta llegar a la última, al final de todo, junto al papel higienico aparecen los dichosos pedales. Uff que susto se me había metido en el cuerpo.

Ya si, oficialmente empiezo otro camino. Pedaleo en busca del Puente de Santiago (Irun) paso fronterizo entre España y Francia. Mientras tanto percibo que esa noche hubo fiesta de la gorda en Irún, gente contenta de mas, calles sucias y vasos de líquido por todo el centro, Las Fiestas de San Pedro y Marcial han terminado por todo lo alto y puedo dar fé que aquí en Irún también lo saben disfrutar.




Salgo de Irún camino hacia ermita Guadalupe, hago un rodeo por carretera y hacer una subida mucho mas facil, evito todo el posible barro que podía llevar.

El tiempo es nublado, mucha humedad y parece como si durante la noche hubiera llovido algo, el suelo está mojado y el calor de Andalucía olvidado, tengo que ponerme el chubasquero en bajadas por el frío.

Conseguido llegar a la ermita, diviso una hermosa postal de Hondarribia e Irun, pena los nublados, sería una postal preciosa de ver. Sigo camino hasta llegar a lo mas alto del monte Jaizkibel, disfruto de unas de las vistas mas bonitas del día.








Repongo fuerzas y continuo rumbo, disfruto de los casi 10 kms de bajada para llegar a Pasaia. Lugar del primer sello de este año y disfruto de la primera sorpresa del camino,  cruce de la ría en barca, no mas de 1 minuto pero hace disfrutar del momento, recomendable.

Y casi sin darme cuenta, tras dejar Pasaia detras llego a La Concha (San Sebastián) se nota muchísimo las vacaciones, gente a doquier hace que aumente mi seguridad y haga salir cuanto antes de la gran urbe, no sin antes acercarme a ver los monumentos de Chillida que tiene en la ciudad.

La salida de Santander se hace por un bosque frondoso y con exigencia al cuerpo, pidiéndoles que afronte rampas empinadas, pero el fresco del dia hace que evite arrancar a sudar. Empiezo a enfilar las primeras trialeras de este camino, sorpresa la mía porque mi idea era hacerlo todo lo mas ciclable posible, evitando tener que poner el pie. Pero por esa zona, imposible no ponerlo por la dificultad de la misma y porque son muchos los kilómetros que me quedan por delante.








Noto el cansancio del autobus y el deseo de dar por terminada la etapa se consume en mi llegada a Orio, Albergue San Martín, humilde albergue privado en el que se tiene de todo sin grandes lujos.

Tras una comida copiosa y una buena siesta, a recargar pilas para afrontar la siguiente etapa, en esta ocasión ya si descansando como uno se merece.

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